Cotorra: diseño de autor a un precio justo
Alexi Gutiérrez y Daniela Toro conforman un tremendo equipo. Él trae el diseño y ella la confección. Ambos decidieron trabajar juntos para crear un producto único, bello y funcional. Así nació Cotorra, una marca local que hace mochilas de gran calidad y durabilidad pero que además se preocupa del origen de sus materiales, el valor justo por la mano de obra y, por sobre todo, transparentar todo esto a sus consumidores. ¿El resultado? Una mochila bella, con diseño de autor a un precio justo.
Para ellos el impacto del consumo no es algo que deba ser dejado de lado. Al contrario, el consumo consciente, medioambiental y social, no sólo está en el corazón de este proyecto sino que además apuestan por un consumidor cada vez más despierto que exija una industria ética.
Por todas estás razones y más, en Wemaart nos encanta Cotorra. ¿Cómo nació está dupla? Daniela aprendió el oficio de costurera de su madre, que confeccionaba ropa para sus vecinos. Mientras estudiaba gastronomía decidió aprovechar su hábiles manos para hacer bolsos. Ahí conoció a Alexis, que de inmediato se dio cuenta de que hacía un muy buen trabajo.
Los dos vieron una oportunidad para unir fuerzas y generar productos que tengan un sello local y ético. “Estas no son un millón de mochilas hechas en serie en China, que vas y compras en un mall. Nosotros producimos, pagamos y vendemos al precio justo y la gente nos elige porque sabe el trabajo que hay detrás de esto”, explica Alexi.
Si las aves fueran mochilas
Lo que más nos gusta de Cotorra es que tiene unos diseños hermosos. Todos ellos hechos a partir de los colores de aves chilenas.
Uno de ellos es el picaflor de Juan Fernandez, una ave que habita en ese conocido archipiélago. Esta ave es endémica, es decir, se encuentra ahí y solo ahí, específicamente en la famosa isla Robinson Crusoe. Mide apenas 13 centímetros, tiene pico y alas negras en degradé, un cuerpo rojizo y cola anaranjada.
Para encontrar inspiración no fue necesario buscar más. La naturaleza ya tenía la combinación perfecta de colores. “Así llegamos al tema de los pájaros”, cuenta Alexi, “porque nos interesaba rescatar el sentido de pertenencia con el lugar donde estábamos, y también usarlo para la paleta de colores”, agrega.
Así, por ejemplo, el Siete Colores habita principalmente en Sudamérica y en Chile suele verse en las costas. El verde de su espalda, el amarillo de su cuerpo y los tintes anaranjados se ven bellamente plasmados en modelos de mochilas, bolsos y bananos.
Hacia una industria ética
Alexi va en el metro. Va a su casa y mientras pasa el rato escucha música y mira a su alrededor. De pronto ve una de las mochilas Cotorra en la espalda de una persona. Se ve como nueva, pero él sabe que no lo es. Es de un modelo que sacaron hace 6 años atrás. Ese es otro de los atributos de Cotorra: usan lonas de fibra natural que son muy resistentes y por tanto, son mochilas de gran calidad y durabilidad.
“Usamos los mejores materiales, las lonas más repelentes. De hecho, somos la única marca que aún ocupa esas lonas. Generalmente las otras marcas ocupan lonas normales, la nuestra es repelente al agua, tiene factor UV”, complementa Alexi. Según él, usan también los mejores herrajes –hebillas, botones, cierres – que están en el mercado.
Y si la mochila está gastada, sucia o se le rompió una correa o una pieza, no hay nada de qué preocuparse. Cotorra ofrece un servicio de reparación y limpieza, en el que puedes llevar tu mochila, bolso o banano para que le reemplacen las correas o lo dejen como nuevo.
Y cuando haya acabado su vida útil, se encargan de gestionar adecuadamente los materiales ya que las piezas metálicas y los tintes de las telas son difíciles de degradar.
Para ellos ser responsables con el medioambiente es clave, pero también honestos con los clientes. Por eso han desarrollado una política de transparencia de costos que permita que el consumidor tome decisiones más informadas, se empodere y sea capaz de exigir una industria más ética.
De mochilas y algo más
Sin embargo, para esta dupla la rentabilidad económica no lo es todo. Los mueve algo más: la pasión por el oficio. Esa satisfacción de hacer algo con tus propias manos y rescatar lo tradicional, lo que toma tiempo y en donde hay una persona detrás.
Por eso vieron una oportunidad en compartir estos conocimientos para ayudar a otros a desarrollar una nueva fuente laboral, abriendo así un espacio en Cotorra como actor social y comunitario.
Así nació la idea de formar una cooperativa con otros emprendedores. “Nos reunimos para poder impulsar cada emprendimiento, pero en el camino fuimos descubriendo muchas cosas y ahora la idea de la cooperativa es poder enseñar oficios y educación integral”, explica Daniela.
Esto lo resumen bajo el concepto de “rentabilidad emocional”: la posibilidad de hacer contactos, conocer gente, ayudar a otros, revalorizar el oficio. Incluso hay estudiantes universitarios que han hecho investigaciones sobre sus bolsos y mochilas. Están contentos porque sienten que están haciendo bien las cosas y que los demás valoran el trabajo que hacen.
Además del oficio y el contacto con la gente, hay algo más que los entusiasma, sobre todo a Daniela: las posibilidades infinitas de crear. “Hay una parte donde uno se puede inventar cosas desde cero, crear productos nuevos, y eso es la oxitocina que nos permite seguir en este negocio”, dice mientras sonríe.
Quizás vengan más planes para la cooperativa de oficios, quizás más diseños. Alexi y Daniela seguirán trabajando juntos para que así sea.
Este es un comentariode prueba